Digitalizar productos o servicios se ha convertido en uno de los grandes retos de las empresas. El desafío se ha convertido en ofrecer una experiencia satisfactoria al usuario digital, no sólo para responder a sus expectativas, sino para enamorarlo. Se podría decir que la digitalización ha traído un cambio sumamente importante en la cuestión de compra-venta, y esto es la experiencia del cliente, que es el resultado de las percepciones de un cliente después de interactuar racional, física, emocional y/o psicológicamente con cualquier parte de una empresa. Esta percepción afecta los comportamientos del usuario y genera recuerdos que impulsan la lealtad y afectan el valor económico que genera una organización. El cliente se ha vuelto lo más importante, y la mayoría de la infraestructura digital ha comenzado a construirse con esta premisa en mente.